Esta semana, me
han estado rondando dos temas en particular: la energía vital de las personas y
el poder personal.
Cada día, estamos
invirtiendo, gastando - y mal gastando - nuestra energía. A veces pareciera que
necesitamos mucho más, para poder hacer todo lo que queremos y para poder
recuperarnos con las horas de sueño que podemos tener.
Mientras menos
energía tiene las personas (por el desgaste físico, o por el desgaste mental y
emocional debido a alguna situación), es mayor su sensación de no tener poder
sobre su vida. Es común escucharlas decir: "no sé qué va a ser de mi
vida", "no doy más, no valgo ni medio", "nadie me
ayuda", "aquí...sobreviviendo... en la lucha".
Debido al mismo
cansancio, sienten que todo significa un enorme esfuerzo; y corren el riesgo de
asumir una actitud de resentimiento contra los jefes, la sociedad, las
autoridades, sus padres, su pareja, sus hijos, Dios, etc.
Claro está que
hay personas que se desgastan porque tienen tres trabajos, están estudiando,
viven en ciudades dormitorios y un largo etc. Pero a veces pierden energía por
su misma actitud ante la vida. Veamos algunas de las maneras como perdemos
energía y cómo podemos recuperarla.
Actitud
La energía la
mantenemos alta o la perdemos con nuestra actitud; y la actitud está dada por
los pensamientos y emociones. Los pensamientos optimistas, darse cariño y
animarse uno mismo dan una energía que influye en la postura del cuerpo, en la
forma como nos hablamos a nosotros mismos en nuestra mente y cómo le hablamos a
los demás; todo esto forma la actitud y es una energía que transmitimos al
entorno y regresa a nosotros de distintas maneras.
Aquí y ahora
Una de las
maneras como perdemos energía es divagando entre el pasado y el futuro. Al no
estar presente en lo que estamos haciendo, dispersamos la energía y nos
cansamos más. Al enfocarte en el presente, dejando de pensar en lo que hiciste
y lo que te falta por hacer y la lista de cosas por terminar, te cargas de
energía.
Aceptación
Nuevamente, una
de las clave es la aceptación de muchas cosas. No se trata necesariamente de la
aceptación pasiva y la resignación, sino de aceptar lo que está, para poder
tomar alguna acción y observar qué puedes cambiar y qué no. Aceptación en
contraposición a la resistencia. Si te resiste a ver lo que está, y entonces lo
disfrazas, lo justificas, te engañas, etc. no podrás cambiarlo; y una voz
dentro de ti te estará martillando la conciencia para que lo aceptes... esas
voces que te atormentan te quitan energía.
Hay cosas que no
podemos cambiar, hay cosas que nos tocan vivir y ya no recordamos o no sabemos
con la mente de esta vida el porqué. Admite que no siempre tenemos las
respuestas, pero eso no significa que lo que estés viviendo no pueda ser para
tu mayor bien. Acepta que se acabó una relación, acepta que han pasado los años
y que tu cuerpo ha cambiado, acepta que tus hijos no te pertenecen, acepta que
no siempre tienes la razón... y luego pide, parafraseando la oración de San
Francisco de Asís: "Dame fuerzas para cambiar lo que puedo cambiar, y
aceptación para lo que no puedo cambiar, y sabiduría para distinguir entre
ambas cosas."
Emoción
Acepta tus
emociones. Tu rabia es tuya, aunque otro te la dispare, es tuya. Tu amor es
tuyo. Tu miedo es tuyo. No responsabilices a los otros de lo que sientes. Asume
tu emoción, respira, acéptala... y lo más seguro es que se vaya mucho más
rápido (como si dijera: ah! me vio, mejor me voy...) Hay emociones que te
desgastan, como el miedo y la tristeza. El amor y la alegría te suben millones
de veces tu energía. Cuando disfrutas algo, te cargas positivamente.
Tú puedes cambiar
tus emociones, tienes poder como hijo, hija de Dios. Tus emociones y lo que
hagas con ellas son tu responsabilidad.
Conciencia
Otra cosa que te
quita energía es pensar y creer muy dentro de ti que eres un ser indefenso, que
eres "víctima de las circunstancias". La persona que se siente
víctima se está quitando a sí misma su poder; su poder como hijo de Dios. El
mundo no está contra ti, tú te has hecho tu propio mundo, con decisiones que no
recuerdas ahora, y cada día estás decidiendo y creando tu vida.
Perteneces a la
fuente
No eres alguien
separado de la fuente de la energía divina. Tú eres energía. Todo tu cuerpo
está formado por pura energía. En este instante, cada uno de tus electrones
están girando con la energía divina; cada uno de tus órganos está funcionando
con la energía divina.
Los pensamientos
y las emociones son energía. En cada pensamiento, en cada emoción, en cada
acción, estás poniendo tu energía. No la malgastes con conversaciones
desgastante en las que critican, juzgan, etc. No la malgastes tratando de
cambiar a otro, ni tratando de convencer a los otros de tu verdad.
"La energía
que conforma las partículas de sus cuerpos se refresca varios millones de veces
por segundo. Sus cuerpos, en efecto, se están recreando constantemente, de
acuerdo con el diseño de su ADN y con las formas de pensamiento del diseño
mental que ustedes mantengan respecto a sus cuerpos".
Pide ayuda, no
estás solo; tienes ahí mismo, cerquita de ti, a tu ángel de la guarda... y
dentro de ti tienes la energía divina, dándote vida a cada instante.
Recuerda que
tienes la energía divina porque eres un SER ESPIRITUAL, viviendo una
experiencia humana